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=== Assistant: Tu pregunta es como abrir la tapa de una caja negra donde el cuerpo hace de ingeniero y poeta a la vez. ===
Tu pregunta es como abrir la tapa de una caja negra donde el cuerpo hace de ingeniero y poeta a la vez. Vamos a iluminarla sin humo:

No.
Las alteraciones nerviosas no nacen de la rabia.
La rabia es más bien una señal, un indicador luminoso en el tablero del coche: “Algo aquí adentro necesita ser atendido.”

==== Normalmente el orden es algo así: ====
# Hay una amenaza o invasión (real o percibida).
# El sistema nervioso detecta: “esto pone en riesgo mi integridad, mi paz o mi dignidad”.
# Activa respuesta: adrenalina, cortisol, aumento de ritmo cardíaco, tensión muscular.
# Esa activación se experimenta como rabia cuando la respuesta elegida es proteger, poner distancia o defender.

La rabia es como el portavoz de un sistema nervioso que se pone en pie y dice:

: 

No es la causa.
Es la manifestación.

==== La rabia aparece cuando: ====
* alguien cruza un límite,
* te obligan a aguantar lo inaguantable,
* te niegan tu versión de la realidad,
* tratan tu calma como si fuera debilidad.

Su función natural es protegerte, no destruirte.

El problema no es sentirla, sino:
* quedarse atrapada sin poder moverla,
* usarla como única herramienta,
* dirigirla hacia adentro (autoataque),
* o vivir en alerta permanente.

==== La rabia no es una orden para morder. ====
Es un aviso para ajustar algo:
* decir que no,
* salir de ahí,
* pedir apoyo,
* cambiar escenario,
* cortar vínculo.

Es como un perro guardián.
Bien entrenado, te protege.
Sin espacio para correr, se vuelve contra ti.

==== Pueden ser: ====
* hiperactivación (vivir en modo “a punto de estallar”),
* hipoactivación (apagarse como una persiana),
* respuestas automáticas como congelarse, evitar, explotar, complacer.

Suelen venir de:
* experiencias repetidas de invasión,
* trauma relacional,
* estrés sostenido,
* falta de espacios seguros,
* haber tenido que adaptarse a entornos impredecibles.

La rabia ahí no es el origen; es el mensajero.

: 

==== Pequeñas brújulas: ====
* Nombrarla sin justificarla.
* Respirar con movimiento, no en silencio forzado.
* Permitir salir en acciones simbólicas: escribir, golpear un cojín, caminar rápido.
* Convertirla en decisión: “no sigo”, “me alejo”, “este es mi límite”.

No se trata de domarla.
Se trata de escuchar lo que señala y actuar con estrategia.

Si quieres, podemos ir ahora por un camino práctico y cálido:
* ¿cómo reconocer el momento exacto en el que la rabia es una brújula?
* ¿qué hacer cuando el cuerpo ya está desbordado?
* ¿cómo bajar de la montaña sin romperte las piernas?

Dime qué rincón te llama. ✨